Home Artículos Josep Casanovas La Reencarnación y la Ley de Causalidad Espirita ("La Ley del Karma", en las filosofías reencarnacionistas orientales)

La Reencarnación y la Ley de Causalidad Espirita ("La Ley del Karma", en las filosofías reencarnacionistas orientales)

Publicado en F.E. 94 – Octubre/Diciembre 1999

INTRODUCCIÓN

- I -

En el periódico “La Vanguardia”, de Barcelona, de fecha 03.02.1999, en su sección de Deportes, apareció la noticia de que el seleccionador nacional inglés de fútbol, Glenn Hoddle, había sido destituido de su cargo por expresar públicamente que los defectos físicos de los minusválidos son consecuencia de sus pecados en una “vida anterior”

“Usted y yo -declaró Hoddle a un periodista del “Times” (suponemos debe ser “The Times”-  hemos recibido dos piernas, dos manos y un cerebro que funciona más o menos decentemente. Y si hay personas que no han nacido así, es por alguna razón. El “karma” se deriva de las acciones de alguna vida anterior. No tengo nada que ocultar al respecto, y no me refiero tan sólo a los incapacitados. Uno recoge lo que siembra. Creo en la reencarnación y en la idea del karma.”

“Glenn Hoddle ha muerto como seleccionador inglés -expresó el rotativo- por culpa de su fanatismo espiritual.”

*

¿Fanatismo espiritual? No sabemos en razón de qué circunstancias concretas el seleccionador inglés hizo esta declaración de sus creencias espirituales; pero, en cualquier caso, nos podemos preguntar: ¿qué tienen que ver sus creencias con la destitución de su cargo?

¿Qué pasaría, qué hubiera pasado, si alguien hubiese dicho o replicado que la “culpa” de las desgracias humanas la tienen nuestros “primeros padres” (Adán y Eva) como consecuencia del llamado “pecado original” al comer de la fruta del “árbol prohibido”? Culpa o pecado cuyas consecuencias se ven repartidas en la Humanidad de manera muy desigual y arbitraria.

No sabemos qué hubiera pasado. Pero, en cualquier caso, ¿qué tiene que ver una u otra declaración con el fútbol u otro deporte?

La realidad en cuanto a sus creencias espirituales es que, aunque parece que en Occidente estamos en tiempos de una “libertad religiosa”... las garras de la intolerancia todavía aparecen, de cuando en cuando, en algunas mentes y medios.

- II -

“ABERTURA” (Jornal de Cultura Espírita, Santos, Brasil) del pasado mes de marzo, se hizo eco de esa noticia que acabamos de comentar, en el artículo que seguidamente reproducimos.


“HECHO & COMENTARIO.- LA FALSA IDEA


“El técnico del equipo de fútbol de Inglaterra, fue cesado porque afirmó que los minusválidos estaban pagando deudas de pecados cometidos en vidas anteriores.

“El revuelo fue general, considerada “políticamente incorrecta” la expresión del entrenador, que sin embargo sería suscrita por la mayoría de los espiritistas brasileños -(y no brasileños)-.

“Esta cuestión del pago de deudas se muestra monstruosa y corrompe la comprensión de la Justicia Divina. Proviene del síndrome de culpa y castigo del pueblo judío, inscrito en la Biblia y que el cristianismo incorporó. En el Espiritismo en general, la cuestión ha proseguido mitológicamente, ahora bajo el manto de la reencarnación punitiva.

“El engaño proviene no solamente de esa vía histórico-mitológica, sino también por la interpretación incorrecta de la Ley de Causa y Efecto, confundida con la Pena del Talión [1]

“Ahora bien: la Ley de Causa-Efecto es probabilística, y la pena del Talión es mecánica. Tratar la Justicia Divina como verdugo del hombre es imperdonable

“Los judíos hicieron de Jehová un dios personal, interviniendo directamente con las criaturas, discutiendo con ellas, maldiciéndolas, rechazándolas, oyendo profetas y ejecutando sentencias de exterminio por el fuego y por el agua. Quemándolos y ahogándolos.

“Nada de eso tiene que ver con la visión espirita.

“Si tratamos de entender la divinidad de esa forma personal e interactiva, llegaremos a juzgarla fría, calculadora e indiferente al dolor... En verdad, el Espiritismo ya resolvió la cuestión al mostrar que la Divinidad obra a través de la Ley Divina o Natural, sin el toque personal, interactivo, de un dios-hombre, localizado en algún punto del Universo.

“El Espiritismo no resuelve el problema intrínseco de la Divinidad, pues está por encima de cualquier intento de nuestra comprensión. Pero ciertamente nos puede orientar para evitar este síndrome de culpa y castigo, heredado de los judíos ancestrales que influenciaron nuestra cultura”.

- III -

“EL NUEVO TESTAMENTO” (Ev. San Juan, IX, 2)

Queremos llamar la atención de los espiritistas sobre este pasaje del Nuevo Testamento en el que Jesús fue preguntado referente al caso del hombre que había nacido ciego:

“Y preguntáronle sus discípulos: “Maestro, ¿quién pecó, él o sus padres, para que naciese ciego?”

En primer lugar, la simple pregunta indica que entre los judíos el concepto de Reencarnación no era, ni mucho menos, desconocido2; concepto que, más o menos bien comprendido, también existe, desde tiempos inmemoriales, entre los hindúes y otros pueblos de Oriente.

La pregunta fue hecha de modo que Jesús podía responder entre dos opciones:

a) Que la causa de la ceguera obedecía a la Ley de la Reencarnación (¿quién pecó: él o sus padres ...?).

b) Que la ceguera fue producida con arreglo a la acción de la Ley de Moisés, según la cual los pecados de los padres caen sobre los hijos hasta la tercera y cuarta generación.

Pero Jesús se limitó a responder: “Ni éste pecó, ni sus padres; sino para que las obras de Dios se manifiesten en él.”

En justificación de las palabras “las obras de Dios”, entendemos que Jesús pudo haber querido manifestar con tal expresión la “acción de las Leyes de la Naturaleza”: Algo que está por encima del castigo por los “pecados”, y que opera con arreglo a una ley físico/orgánica, que afecta tanto al justo como al injusto, como todas las Leyes Naturales.

Por otro lado, el Espiritismo sostiene que una de las leyes del Renacimiento es que el Alma, al reencarnar, es “atraída” por padres en armonía o desarmonía con ella, que puedan proporcionarle las condiciones y circunstancias convenientes al Alma en determinado estado evolutivo.

Y con estas reflexiones hemos de remontarnos a la cuestión básica y primordial: “El Problema del Mal”, sobre el cual intentamos un desarrollo en Flama Espirita anterior (nº. 93, Julio/Septbre. 1999), y que podemos resumir así:

“Todas las circunstancias materiales son una fuente más o menos dolorosa, o más o menos agradable, para el desarrollo y evolución del Alma.”

Es por ello que “el mal no constituye necesariamente la sanción del pasado (...) El ver sistemáticamente, en el sufrimiento de cualquier ser, la consecuencia de actos anteriores, sería para los reencarnacionistas una grosera falta de lógica.” (Dr. Gustave Geley, F.E. nº. 93, pág. 4, último párrafo).

Kardec ya fue muy explícito sobre el particular. En “El Evangelio según el Espiritismo” (Cap. V, pfo. 9), expresó: “Tampoco debe creerse que todo sufrimiento en la Tierra sea necesariamente indicio de una falta determinada; a menudo son pruebas elegidas por el Espíritu para activar su adelantamiento (...)”

También les remitimos a las reflexiones de los párrafos 26/27 del citado Capítulo V.

 



1 Bajo la perspectiva de la “Ley del Talíón” (ojo por ojo y diente por diente), algunos pueden considerar que la “riqueza” es un premio, y la “pobreza” un castigo. Reflexionemos algo sobre ello: En la historia de la Humanidad nunca ha habido, por ejemplo, tantos ricos como para que ahora y siempre haya habido y haya tantos pobres.

2 Remitimos a “El Evangelio según el Espiritismo”, Cap. IV