Home Doctrina Kardecista Oculto

Capítulo I - Modelos Conceptuales

1. Consideraciones generales

D.K. - “El conjunto de ideas, concepciones, creencias, normas y directrices morales, establecen un modelo que, aceptado o impuesto, construye una consciencia, un modelo por el cual las personas y las colectividades se guían y actúan.

Hay el modelo cristiano, constituido por los fundamentos del cristianismo, establecido por la Iglesia Católica, el cual se tornó la directriz, la consciencia moral de la sociedad occidental. Igual que hay modelos de todas las creencias religiosas en todas partes de la Tierra.

Hay el modelo materialista que desarrolla la filosofía existencial y reduce el ser humano al cuerpo y no tiene pretensión alguna de explicar las razones de la vida.

El Espiritismo también constituye un modelo que posee su visión del hombre y del mundo. Sin embargo, debido a las influencias de las ideas cristianas, en la práctica, ese modelo se deformó y perdió el eje de su originalidad. El movimiento espirita brasileño que asumió la responsabilidad de mantener el legado de Kardec sucumbió a la presión de la cultura y de las ideas católicas, debido a la adhesión de personas estructuralmente ligadas a los cultos cristianos.

F.E. - Parecería ser que el árbol del Espiritismo se trasplantó a Brasil a causa de la desatención europea a esta extraordinaria idea (después de las grandes guerras que asolaron este continente), según dicen algunos espiritistas, encarnados y desencarnados, de aquel país. Sin embargo, pensamos que “El Legado de Kardec” no es patrimonio de nadie en particular y sí, sin duda, de cualquier espiritualista reencarnacionista y librepensador. El librepensamiento es la base en la que nos apoyamos, en la que debemos apoyarnos, todos los que pretendamos degustar ese “legado” de Kardec. Sin embargo, a veces, es probable que no seamos conscientes de lo que realmente significa ese vocablo. Según el diccionario de la Real Academia Española de la Lengua (RAE, en adelante), librepensamiento es: “Doctrina que reclama para la razón individual independencia absoluta de todo criterio sobrenatural”. Lamentablemente, esa presión del contexto cristiano puede llevar al Espiritismo a caer en lo sobrenatural (baste como botón de muestra esa creencia más o menos extendida, desde hace muchos años, de la condición de no engendrado por parte de aquel eminente espíritu llamado Jesús de Nazareth). Por ello, cualquier concepto que sobrepase la “naturalidad” de la doctrina debería ser erradicado de la misma. No debe olvidarse que, para Kardec, el Espiritismo era preponderantemente una ciencia, y las ciencias deben tocar con los pies en el suelo y apartarse de fantasías más o menos bienintencionadas.

D.K. - “Dos factores contribuyeron a ello: la absorción total del sentido y del lenguaje del evangelio cristiano sin la liberación del aparato místico y la pretensión de Allan Kardec de considerar al Espiritismo como la tercera revelación de la ley de Dios, dentro de la cultura cristiana.

F.E. - ¡Es curioso! A pesar de que para Kardec, el Espiritismo era una ciencia, no consiguió –o, no pudo, tal vez, por el contexto histórico netamente cristiano en que vivió- desvincularse del entorno religioso. La adscripción del Espiritismo a la sucesión de revelaciones judeocristianas, probablemente, no fue de las mejores ideas del Maestro de Lyon. Y no precisamente por la palabra revelación en sí misma (ya que literalmente significa “la manifestación de una verdad secreta u oculta (RAE)”, sino por vincularla con las revelaciones de Moisés y de Jesús. “Manifestaciones de verdades ocultas” ha habido más, no podemos olvidar, por ejemplo, a Sócrates (mencionado ampliamente por Kardec en la Introducción de “El Evangelio según el Espiritismo” o Buda (no mencionado en ninguno de los siete libros de Kardec). Pero, no por todo lo dicho dejaremos de recomendar ese lúcido texto kardecista, “Caracteres de la Revelación Espiritista”, que constituye el capítulo primero de “La Génesis”.

D.K. - “Incapaz de crear un lenguaje propio frente a la presión milenaria de las tesis cristianas, el modelo espirita recibió en consecuencia y a lo largo del tiempo, una importante influencia de los conceptos católicos. Al ser transformada en una religión cristiana, la doctrina sucumbió en gran medida a la presión del catolicismo, perdiendo la originalidad que debería convertirlo en una opción para la humanidad. Aunque, en verdad, elaborado dentro de la cultura cristiana, el modelo espiritista niega el modelo cristiano.

F.E. - El Espiritismo no necesita aliarse con las religiones (cosa que, por otra parte, ellas no pretenden en ninguna manera) para “convencer” a sus simpatizantes de la bondad de sus buenas ideas. El Espiritismo, a pesar de su mala reputación, es una de las máximas contribuciones filosóficas de la historia de la humanidad; por ello, el Espiritismo debe serlo a secas, sin adjetivos, como propugnaba José María Fernández Colavida (pionero espiritista español). El Espiritismo es importante por sí mismo; presenta una contribución filosófica y moral que perfectamente puede considerarse desvinculada de cualquier religión. Sin embargo, el Espiritismo ni quiere ni puede desvincularse de las buenas ideas de los Espíritus superiores que han dejado su preclaro ejemplo encarnando en la Tierra, como es el caso del filósofo por excelencia (como le definió Carlos Brandt), Jesús de Nazaret, que no Jesucristo.

D.K. - “Ese camino, sin embargo, no fue de ninguna manera postulado por Kardec. Él pretendió que el Espiritismo fuese al mismo tiempo, científico, o sea, que tuviese un pensamiento crítico, no dogmático, mantenido dinámicamente actualizado y que desenvolviese un sentido humanista.

F.E. - A veces, da la impresión, que determinados sectores del Movimiento espiritista piensan que el Espiritismo está totalmente desarrollado. Afortunadamente, Kardec era consciente de que esta doctrina tenía que actualizarse regularmente: “En filosofía, como en política, en sociología o en religión, seguir o no seguir el movimiento progresivo es cuestión de vida o muerte” (Obras Póstumas, “Constitución del Espiritismo”, apartado VII).

D.K. - “Con esta propuesta, la Doctrina Kardecista intenta la recuperación de la identidad de la obra de Allan Kardec. La reflexión sobre los fundamentos del Espiritismo exige el ejercicio de la crítica y de la responsabilidad. Por no ser estáticos, la revisión del lenguaje y la actualización de los conceptos se hace indispensable de manera que se cumpla lo que él propuso:

“El principio progresivo que ella escribe en su código será la salvaguardia de su perpetuidad, y su unidad se mantendrá precisamente por no reposar en el quietismo.” (Obras Póstumas, “Los cismas”).

F.E. - Es cierto que se necesita una revisión del lenguaje empleado por Kardec, revisión que debería concretarse en una actualización del sentido vigente de determinadas expresiones; por ejemplo, cuando Kardec dice que el Espiritismo se ocupa de temas graves, probablemente, hoy, se traduciría grave por importante. En cuanto a la actualización de conceptos, pensamos que los criterios expuestos por Kardec, en su mayoría, son perfectamente actuales. Se necesitaría, como ya apuntábamos en nuestro anterior comentario (F.E. 136), un enfoque espiritista racional de temas que en tiempos del profesor Rivail, o no tenían la relevancia de ahora (p.ej. la incineración de cadáveres), o no existían todavía (como la utilización de células madre).

2. El modelo cristiano

D.K. - “En la revelación cristiana es filosóficamente fundamental, básico, el concepto de una caída original del hombre en el comienzo de su historia, y también el concepto de un Mesías, un reparador, un redentor. Son conceptos indispensables para explicar el problema del mal, racionalmente preeminente y racionalmente insoluble. La solución integral del problema del mal vendría únicamente del misterio de la redención por la cruz, complemento necesario del misterio del pecado original.

“El trecho anterior, transcrito de una web católica, indica la naturaleza del modelo que la Iglesia Católica creó y que a lo largo del tiempo consolidó toda una cultura sobre Dios, la vida y la muerte, la naturaleza y el destino de las criaturas humanas en la sociedad occidental.

“Ese modelo creó una visión del universo, de la naturaleza de las cosas y de la vida humana, que se estereotipó como el primado de la verdad revelada.

“Las colectividades y las personas pasaron a girar en torno de esa visión, y cuando tienen que afrontar los problemas esenciales de la vida, reaccionan espontáneamente dentro de esos principios cristalizados.

“No obstante el desgaste que ha sufrido, y el hecho de que se han presentado nuevas ideas y que los fundamentos del modelo han sufrido cuestionamientos de peso, él permanece como un residuo cultural y mental. Por eso, establecidos los parámetros, la Iglesia siempre fue contraria al progreso, persiguió a los que contrariaron sus postulados, incluyendo científicos, filósofos y pensadores.

“La verdad monolítica se mantuvo durante siglos y continúa siendo la expresión de la verdad para millones de personas. Eso, a pesar del surgimiento de nuevas ideas, el avance de las investigaciones y de lo insostenible de las ideas perpetuadas. Las creencias religiosas ignoran el progreso y continúan actuando y pensando como antaño.

“La estructura del modelo cristiano parte de dos vertientes: la acción divina sobre los seres humanos y la idea fundamental del pecado. Esas vertientes acaban por envolver a cada persona, en la medida en que ella se torna frágil por el dolor, por el sufrimiento o por la angustia respecto de su porvenir, dentro de los límites rígidos de la vida entre la cuna y la tumba. Según este modelo, todos son pecadores, Dios está lleno de amor, pero también de venganza.

F.E. - Y todo ello por una incorrecta interpretación de la Realidad Divina. Realidad que el Espiritismo está lejos de comprender en su totalidad; pero, sí que promueve un acercamiento más lógico y racional a la acción de la Divinidad a través de la comprensión de que Ella actúa mediante leyes perfectas que amparan perfectamente a sus criaturas. El Espiritismo nos ayuda a encajar mejor la Acción Divina con el contraste de la aparente injusticia reinante en nuestro planeta. Y ese encaje se arbitra gracias a las leyes de progreso y de justicia universal, sustentadas por la realidad reencarnacionista.

D.K. - “Aunque a lo largo de la historia las filosofías materialistas y nihilistas siempre negaron el modelo cristiano, la principal oposición actual a ese modelo viene de la ciencia, aunque pese a que su interés en desmontar las afirmaciones de la Iglesia, principalmente en lo que atañe a las cuestiones relacionadas con la naturaleza del ser humano y su comportamiento, se base en una visión completamente organicista.

F.E. - A pesar de esa vertiente más bien materialista de la ciencia, estamos convencidos de que será ella la que, tarde o temprano, acabe demostrando la existencia de ese principio inteligente, que es el espíritu.

D.K. - “El pecado original sobrevive en la filosofía cristiana. Jehová, el dios judío avanza en el fondo de la idea de un dios de amor y misericordia.

“Frente al futuro después de la muerte, la Iglesia mantiene el mismo pensamiento acerca del cielo y el infierno, la naturaleza mala de la persona y la necesidad de salvación y redención, así como de un Salvador.

F.E. - Una correcta comprensión de la Acción Divina nos lleva a entender que no se necesita en ninguna manera la actuación de un Salvador. No necesitamos nadie que nos salve, porque nadie está perdido, sino que absolutamente todos estamos bajo la protección eficaz de la Ley Natural. Por eso, en Espiritismo, no cabe -como a veces se puede encontrar en algunas comunicaciones medianímicas- el menor atisbo de “salvacionismo”.

D.K. - “Súmese a eso el alcance de la geopolítica mundial, la influencia de las religiones orientales y del Islamismo y veremos que todos los modelos religiosos, con sus aspectos específicos, son incapaces de dar una dirección, de ayudar a crear una forma de respeto recíproco y de fraternidad básica entre las personas.

F.E. - Ciertamente les falta el entendimiento del concepto reencarnacionista, el único que realmente nos iguala a todos, y nos lleva, forzosamente por la acción del dolor y del aprendizaje, a comprender que el respeto a uno mismo y a los demás es la base de la fraternidad universal.

Leer más...

 

Explicación

DOCTRINA KARDECISTA (en adelante D.K.) - “El presente trabajo contiene la presentación de un modelo conceptual, desarrollado a partir de un análisis crítico y la relectura de la obra de Allan Kardec.

COMENTARIO DE FLAMA ESPIRITA (en adelante F.E.) - Esto es lo que hay que hacer con el Espiritismo. Esto es lo que debe hacerse con la obra de Kardec: una relectura sobria, matizada, coherente con su propio pensamiento, sin miedo a “ofender” al Padre del Espiritismo y, siempre, con un profundísimo respeto y reconocimiento al trabajo de aquel excelente pedagogo. La coherencia es una parte imprescindible en todo análisis honesto de los trabajos de Kardec: coherencia con el librepensamiento, con la ausencia de dogmas de fe, sin ningún recelo ante el examen de cualquier tema humano o espiritual (de hecho, Kardec se “atrevió” prácticamente con todos los temas imaginables).

D.K. - “Ciento cincuenta años después del lanzamiento de “El Libro de los Espíritus”, las ideas básicas en él presentadas continúan siendo válidas. Entretanto, dos factores evidencian la necesidad de tal relectura: uno, el carácter evolutivo del Espiritismo, que permite analizar los progresos conquistados por la sociedad humana en ese período e incorporarlos de manera equilibrada; y dos, la tendencia a transformarlo en una religión, con el riesgo que ello conlleva en cuanto a desfigurar sus conceptos revolucionarios.

F.E. - Examinemos estos dos factores que deberían llevarnos a la relectura de las obras de Kardec:

1. El carácter evolutivo del Espiritismo. No puede negarse de manera alguna esa circunstancia ya que si todo evoluciona, el Espiritismo no podría ser una excepción. Sin embargo, la realidad es que el profesor Rivail dejó el listón muy alto, tan alto que, salvo algunos aspectos que pasaremos a enumerar, se ha convertido en una doctrina filosófica prácticamente vigente tal y como la enunció. Tal vez, habría que matizar de manera práctica en lo que respecta a la aplicación del Espiritismo en nuestro devenir diario. Aspectos a incorporar de manera indefectible, a nuestro modesto parecer:

1.1 Todos los avances de la Genética. Sería conveniente un posicionamiento del Espiritismo a ese respecto.

1.2 Un examen ponderado de decisiones importantes a tomar en cuanto a la vida corporal, como la problemática moral de los trasplantes y de la cremación del vestido carnal.

1.3 Una concreción, a nivel básico, de cómo debería ser una buena práctica de la mediumnidad en las asociaciones espiritistas.

El problema es quién pueda estar capacitado, quién pueda tener la autoridad para llevar a buen puerto la incorporación de esos aspectos. El Espiritismo no tiene una jerarquía como otras organizaciones humanas, en las que un “jefe” dicta lo que debe hacerse, o no. Los espiritistas somos, debemos ser, librepensadores y, por lo tanto, sólo aceptar individualmente o colectivamente aquello que entendamos como correcto. A pesar de ello se encuentra a faltar aquel “Comité Central” que preconizaba Kardec, que pudiera ayudar a dilucidar esos temas tan importantes. A ese respecto, hay que reconocer otra dificultad y es la de quién podría estar facultado para formar parte de ese Comité. Realmente, al menos de forma aparente, los espiritistas lo tenemos difícil en este sentido; sin embargo, es a través de reflexiones como las que emprende el Dr. Jaci Regis que podemos acercarnos a opiniones sensatas, que nos pueden ayudar a ir entendiendo a nivel personal el alcance de los aspectos nuevos que pueda incorporar el Espiritismo. Y nunca hay que relegar ese reestudio de las opiniones de Kardec ya que, a medida que vamos “creciendo” -lentamente sin duda- encontraremos nuevos matices en su obra que también nos ayudarán a asimilar mejor esos nuevos aspectos.

2. La tendencia a transformarlo en una religión. Sin duda, es en la relectura de Kardec que encontraremos los elementos necesarios para llegar a entender que el Espiritismo no puede, no debe, asimilarse al contexto religioso. Es verdad que podría argumentarse que el Espiritismo sería una religión “diferente” por sus propias características. Es por ese mismo concepto diferencial que debe concluirse que esta doctrina está alejada de los planteamientos religiosos, ya que no vale la pena complicarse la vida asimilándose en un concepto controvertido como lo es el religioso. El más importante de esos conceptos diferenciales es el que repetimos continuamente: el ser librepensadores, lo que sería inimaginable si de una religión se tratara. La verdad es que este tema de la posible condición religiosa del Espiritismo no fue, aparentemente, bien resuelto por Kardec. No obstante, nosotros somos de los que pensamos que sí, y que sólo es necesaria una relectura exenta de prejuicios de los textos del maestro de Lyón. Sin duda, seguiremos hablando del tema.

D.K. - “Solamente el pensamiento religioso puede afirmar que nada requiere ser cambiado o actualizado.

F.E. - Ahí está el peligro. El Espiritismo ha de estar siempre dispuesto a cambiar o actualizar lo que razonablemente requiera ser cambiado o actualizado.

D.K. - “Existe un hecho innegable, el cual ha producido una división tal vez irremediable entre los adeptos. Por una parte, están aquellos que practican el Espiritismo como una religión, los cuales constituyen la gran mayoría, y por la otra, se encuentran aquellos que lo entienden como una reflexión positiva, dinámica, pero desvinculada de los cultos o rituales que componen necesariamente el pensamiento religioso.

F.E. - Evidentemente simpatizamos con esa minoría que no quiere sentirse “atada” por preconceptos religiosos; pero sí vinculada a los más altos aspectos morales que pueden ser perfectamente encarados con religiosidad. Interesante es la diferencia entre religión y religiosidad; ésta última sería sinónimo de seriedad, en el sentido de una de las acepciones de la definición de esa palabra por parte de la R.A.E.: “Puntualidad, exactitud en hacer, observar o cumplir algo”.

D.K. - “Parece que el foco de discordia en ese proceso divisorio, es el papel de Jesús de Nazaret. Si es aceptado como el Cristo presentado por la Iglesia, conduce al dogmatismo y la idolatría y liga el Espiritismo a los cultos cristianos; si es considerado a la luz del proceso evolutivo, se convierte en el Maestro, en el hombre superior investido de una misión especial.

F.E. - Este es uno de los focos de discordia. A Jesús hay que verlo como “el filósofo por excelencia” (como decía Carlos Brandt) y no como esa figura casi divinizada que nos presentan algunas publicaciones espiritistas. Si Jesús fuera casi Dios, no nos serviría de mucho como ejemplo, ya que no estaría de modo alguno a nuestro alcance; en cambio, si Jesús es lo que realmente es, o sea, un espíritu como nosotros sólo que mucho más evolucionado, entonces sí que es un ejemplo a seguir ya que estaríamos en el mismo sendero evolutivo.

D.K. - “Nuestro propósito es presentar un elenco de ideas en un lenguaje desvinculado del cristianismo, vale decir de las iglesias cristianas.

“La Doctrina Kardecista quiere marchar abierta a lo nuevo, sin perder las raíces del pensamiento de Allan Kardec.”

F.E. - En nuestro órgano de divulgación (Flama Espirita 136, pág. 5 y 6: “Espiritismo una denominación adecuada”), ya se manifestó que no es aconsejable la sustitución del nombre “Espiritismo” por cualquier otra denominación, ni siquiera por “doctrina kardecista”. Lo difícil, pero adecuado (aunque, tal vez, llegue a ser imposible), es dignificar ese nombre para que, por lo menos, cuando dentro de varias generaciones se examinen las raíces de las buenas ideas morales -que esperemos rijan los destinos de la humanidad-, los estudiosos de ese momento reconozcan que hubo unos que se llamaban espiritistas que ya sustentaron esas excelentes ideas.

Leer más...